A pesar de que el 85% de los jóvenes con discapacidad en España tiene aspiraciones profesionales claras, la gran mayoría de ellos enfrenta barreras en la educación, el empleo y la sociedad que ponen en duda su capacidad para alcanzarlas. Así lo revela la décima edición del informe «Jóvenes con discapacidad, motor de futuro», elaborado por la Fundación Adecco con el respaldo de Wärtsilä, en el marco del Día Internacional de la Juventud. Este estudio pone en evidencia la desconexión entre las metas de los jóvenes con discapacidad y las oportunidades reales que tienen para desarrollarse profesionalmente en los sectores que les apasionan.
El reporte señala que campos como inteligencia artificial, psicología, ciencias de la computación y servicio al cliente son los más atractivos para los jóvenes con discapacidad. Estas áreas, que representan la innovación y el compromiso social, se consideran como posibilidades para el crecimiento personal y laboral. No obstante, cerca del 70% de estos jóvenes no ve factible avanzar en los sectores que les interesan, debido a los obstáculos que todavía existen en la sociedad y el mercado laboral.
Desconfianza derivada de un entorno que no favorece el descubrimiento del talento
Begoña Bravo, quien dirige la Inclusión en Fundación Adecco, indica que esta falta de confianza surge en un contexto que no facilita la identificación del potencial de los jóvenes con discapacidad. «Cuando los jóvenes escuchan mensajes que asocian la discapacidad con la carencia de habilidades, terminan adoptando una visión reducida de sus capacidades, lo cual impacta en su autoconfianza y expectativas», comenta Bravo.
Uno de los principales desafíos para estos jóvenes se halla en el sistema educativo. El 55,2% de los participantes señala que no contaron con el respaldo adecuado durante su educación para descubrir y desarrollar sus capacidades. Más del 40% de ellos dejó los estudios o no pudo iniciarlos debido a las dificultades para mantenerse al día o entender los contenidos. Estas deficiencias estructurales se intensifican a medida que progresan en el sistema educativo, especialmente en los niveles más altos.
Por ejemplo, en la fase de Educación Infantil, hay 37,488 estudiantes con requerimientos educativos especiales (NEE), mientras que en el Bachillerato solo hay 6,234. En el ámbito universitario, los estudiantes con discapacidad son aún menos, componiendo únicamente el 1.6% del total, de acuerdo con los datos proporcionados por la Fundación Universia. El Observatorio Estatal de la Discapacidad indica que estos números no solo evidencian las restricciones asociadas a las discapacidades, sino también la carencia de recursos como profesores especializados, becas adecuadas y tecnología asistencial.
Obstáculos en el mundo laboral
El acceso al mercado laboral representa otro gran desafío para los jóvenes con discapacidad. El estudio indica que el 57% de estos jóvenes ha enfrentado algún tipo de discriminación durante su búsqueda de empleo. El 48% señala que sus aplicaciones son desestimadas, mientras que el 38% critica entrevistas enfocadas más en su discapacidad que en sus habilidades. Una vez empleados, uno de cada tres jóvenes declara que su desempeño ha sido evaluado injustamente, sin considerar sus necesidades particulares.
El porcentaje de participación laboral de individuos con discapacidad en el rango de 16 a 24 años es marcadamente inferior al de la población general, situándose en un 21,6% en comparación con el 35,5% del promedio nacional. Respecto al desempleo, la cifra asciende al 45,2%, más del doble en comparación con las personas con discapacidad en general (19,2%) y notablemente más alta que la de los jóvenes sin discapacidad (26,5%). En ciertas áreas, como Canarias, el índice de desempleo juvenil podría llegar a un 54,7% para los jóvenes con discapacidad.
Un enfoque integral para cerrar la brecha
La Fundación Adecco enfatiza que para cambiar esta realidad se requiere un enfoque completo que incluya al gobierno, las compañías y la comunidad en general. Es esencial asegurar entornos sin obstáculos, proporcionar capacitaciones personalizadas y fomentar procesos de contratación inclusivos. «El talento no conoce barreras, pero necesita respaldo. Solo eliminando las barreras estructurales que impiden a estos jóvenes progresar, conseguiremos que puedan desarrollar sus vocaciones y aportar al desarrollo sostenible con todo su potencial», finaliza Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Con estos desafíos en mente, es fundamental que se implementen políticas públicas, iniciativas empresariales y estrategias educativas que eliminen las barreras que aún limitan el acceso de los jóvenes con discapacidad a una educación de calidad y a un empleo inclusivo. Solo así será posible garantizar que los jóvenes con discapacidad no solo puedan soñar con una carrera profesional, sino también alcanzarla.