Un estudio internacional reciente ha mostrado que las acciones humanas han causado pérdidas importantes en las reservas de carbono de suelos y vegetación, lo que afecta la capacidad de la Tierra para contrarrestar el cambio climático. Los ecosistemas que actúan como sumideros de carbono, tales como bosques, suelos y algunas regiones vegetales, absorben una porción del dióxido de carbono presente en la atmósfera. Su deterioro reduce esta función vital, intensificando el calentamiento global y aumentando la presencia de gases de efecto invernadero.
El estudio, presentado en la publicación One Earth, utiliza tecnología de punta y modelos globales para medir, por primera vez en esta magnitud, el efecto de las acciones humanas sobre los almacenes de carbono. Los resultados indican que la Tierra ha sufrido una reducción de aproximadamente el 24% en sus reservas naturales de carbono, equivalente a 344.000 millones de toneladas de carbono liberadas al aire, un volumen similar a todas las emisiones de combustibles fósiles de los últimos 50 años.
Factores principales que contribuyen a la disminución de carbono
El déficit de carbono señalado por los científicos se debe principalmente a la extensión de pastizales (30%), áreas de cultivo (24%) y la administración forestal (23%). Estas acciones modifican tanto la biomasa vegetal como el carbono orgánico del suelo, impactando entre un 76% y un 84% de la vegetación y entre un 16% y un 24% del carbono del suelo.
Raphael Ganzenmüller, geógrafo y principal responsable del análisis, detalla que la investigación ayuda a determinar con exactitud las zonas más impactadas y sirve como un «indicador general del estado de los ecosistemas». Este análisis exhaustivo contribuye a una mayor comprensión de la influencia de la actividad humana en el ciclo global del carbono, demostrando cómo la degradación de ecosistemas críticos incrementa la vulnerabilidad climática del planeta.
Disparidades regionales y precisión de los modelos
El estudio también indica variaciones regionales en la disminución de carbono. China, Brasil, Europa y Estados Unidos presentan las reducciones más importantes, particularmente en zonas tropicales no boscosas, subtropicales y de clima templado. Al contrastar sus hallazgos con los modelos de vegetación más comunes, el análisis revela que estos suelen subestimar la disminución de carbono en un promedio del 37%, lo que señala la necesidad de revisar los cálculos globales para representar con más precisión la influencia humana en los ecosistemas.
Ciencia de datos y tecnología al servicio del clima
El análisis utilizó un método interdisciplinario, combinando imágenes satelitales de gran precisión, archivos históricos sobre uso del terreno y métodos de inteligencia artificial. Esto facilitó identificar de forma exacta las modificaciones en la vegetación y medir las variaciones del carbono retenido en bosques, praderas y terrenos de cultivo.
La elaboración de este «mapa mundial minucioso» constituye un progreso importante para los científicos y los responsables de políticas públicas, puesto que supera las restricciones en la resolución espacial y en las variables sociales y económicas de modelos pasados.
Restauración de ecosistemas: una prioridad urgente
Los hallazgos del estudio subrayan la necesidad de implementar políticas públicas para la conservación y restauración de ecosistemas críticos. Julia Pongratz, profesora de Geografía Física, destaca que los datos permiten evaluar medidas de captura de carbono y muestran el potencial de restaurar reservas terrestres para alcanzar objetivos climáticos globales.
En un contexto donde la reducción del 24% de las reservas de carbono equivale a la totalidad de las emisiones fósiles de cinco décadas, el estudio advierte sobre la urgencia de acciones coordinadas para frenar la degradación de los ecosistemas y asegurar un futuro sostenible.